Empatía, conmoción, lágrimas y abrazos sinceros que emanan del alma. Eran las reacciones de las/os “lectoras/es” de la “biblioteca humana” que Migrantes en igualdad organizó en La Línea de la Concepción y Algeciras a finales del mes de julio de 2022. Todas/os las/os que escucharon los relatos personales en la voz de nuestros “libros” se vieron profundamente marcadas/os por las historias que acababan de “leer”.
Sentados en una plaza linense o algecireña, cada libro desgranó para cada lector la historia de su vida, que era seguida con una atención y un silencio absolutos. Los lectores no querían perder ningún detalle de las historias, conmovedoras, unas veces, trágicas, otras y esperanzadoras, en ocasiones. Llegó un momento en que las/os lectoras/es no sólo se interesaban por las vivencias del libro, sino que se involucraban tanto que preguntaban, sugerían o apuntaban hacia alguna solución para los problemas que escuchaban en el relato y para que sus protagonistas tengan un nuevo mañana en el que vivir la vida dignamente.
Lo que más conmovió a quienes formamos parte de Migrantes en igualdad fue el afán de las/os lectoras/es por querer encontrar ya las soluciones a los problemas de los libros, su disposición a ayudarlos cuanto antes a alcanzar sus metas en su nueva vida en esta comarca del Campo de Gibraltar.
Ocurrió con Abdelkader, marroquí que vino a España con un visado de turista, al que la pandemia, el confinamiento y el cierre de las fronteras con Marruecos obligaron a permanecer en España y tener que afrontar en soledad el hambre y la realidad de que no pudo ver cómo crecía su hija pequeña. Carmen, la oyente de su historia, hizo suya la preocupación de Abdelkader, le pidió su número de teléfono al acabar de leer y le prometió jhacer todo lo posible y lo imposible para ayudarle a ver de nuevo a su familia y a mejorar su situación en España. Carmen le contó luego a Abdelkader que su marido, Antonio, nació en Tetuán y que ambos sienten un gran amor por Marruecos y sus gentes y que allí tienen muchas amigas y amigos.
Algunas/os lectoras/es quisieron brindar su ayuda allí mismo en la biblioteca, sin perder tiempo al acabar las lecturas. Otras/os nos llamaron a la oficina de Márgenes y Vínculos porque querían ponerse en contactos con algunos libros para prestarles las ayudas que habían pensado o encontrado días después de las lecturas. Fue, por ejemplo, el caso de Ahmad, profesor universitario en Afganistán que ahora reside en Algeciras y busca trabajo. Merlin, un inglés residente en La Línea que leyó sus historia, periodista y profesor en una academia de idiomas, llamó días después a la oficina ofreciendo una posible salida laboral para Ahmad en una universidad.
Los de Abdelhkader y Ahmad son dos ejemplos que muestran la utilidad práctica que pueden tener las bibliotecas humanas. No sólo son un espacio de comunicación que ayuda a los libros a exteriorizar sus vivencias y pesares, y a los lectores a conocer de forma más cercana y detallada historias de vida de otras personas que no lo tienen tan fácil en nuestras sociedades. Las bibliotecas generan consciencia, fomentan la convivencia y también pueden ayudar a solucionar problemas de una forma concreta.
Migrantes en igualdad y la Fundación Márgenes y Vínculos agradecen a todas/os las/os lectoras/es su disposición a ayudar a esa/e desconocida/o a mejorar sus condiciones de su vida.
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