Diferentes personas, diferentes acentos, diferentes ciudades, diferentes fechas, pero un mismo diálogo. Un diálogo a las dos orillas del Estrecho. Así se desarrolló la jornada sobre periodismo y discursos de odio Migremos hacia un periodismo ético.
Un diálogo en torno a tres temáticas de plena actualidad: cómo informar del fenómeno migratorio desde una perspectiva de derechos humanos, cómo construir una narrativa antirracista y cómo contrarrestar la islamofobia; con personas de perfiles y orígenes muy plurales: periodistas locales que aportaban su práctica en lo cercano, periodistas especializados/as que ayudaban a tener una mirada más global, personas migrantes o racializadas que ilustraban con su testimonio en primera persona y activistas de la sociedad civil que ampliaban el alcance de lo discutido.
La segunda mesa, por la tarde, abordó cómo los medios deben construir una narrativa antirracista.
En Tarifa participaron tres periodistas, Begoña Curiel, de Canal Sur, Sarah Babiker, de El Salto Diario, y Ofelia Castillo, miembro de la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España.
Curiel señaló las dificultades para poder profundizar en historias que ayuden a empatizar en la vorágine informativa diaria. “Muchas veces hay que pelear con los tuyos para que una información pueda ser trabajada” explicó. La periodista también reclamó que se cumpliese el código deontológico y puso de ejemplo que la palabra avalancha no podría usarse y sin embargo se sigue utilizando al informar sobre personas migrantes.
Babiker dijo que “pensar que España es sólo blanca es una ficción que requiere mucho esfuerzo porque eso supone negar toda la diversidad de nuestros barrios”. La periodista de El Salto Diario destacó la importancia de los medios para relatar historias de vida cotidiana que contrarresten los discursos de odio, que necesitan generar una ficción que nos aleje del día a día de la gente.
Castillo agregó que, para realizar ese trabajo de crear una narrativa antirracista, uno de los problemas existentes es que la propiedad de muchos medios de comunicación está en manos de grandes compañías con grandes intereses. La activista afirmó que “esto provoca que ciertos medios falten a la verdad y sean utilizados como herramientas políticas, en lugar de servir a la ciudadanía y la convivencia”.
En Ceuta la fotógrafa Souad Loukili, el periodista en Ceutaaldia.com y elDiario.es, Gonzalo Testa, el periodista y fotógrafo en Baynana Okba Al Zobani y el voluntario en la Asociación Elin Ramsés Mohamed Azumik continuaron el debate mantenido en Tarifa e incorporando nuevas propuestas.
Loukili reclamó que se siga caminando hacia un periodismo inclusivo para lo que sugirió que los informativos podrían ser presentados en alguna ocasión por personas españolas, pero con otros orígenes.
Un paso más dio Al Zobani: “No se puede ser periodista si no se defienden los derechos humanos”. Y reclamó que “no se puede utilizar la libertad de expresión para aplastar a los mismos de siempre”.
Coincidía en su análisis Testa, que manifestó que “el periodismo debe hacer militancia antirracista o anti machista y no se pierde la neutralidad”. El periodista local reclamó a sus colegas poner en la agenda la lucha contra los discursos de odio porque son un uso indebido de la libertad de expresión.
Precisamente para ejercer esa libertad de expresión, Azumik opinó “que es necesaria una serie de responsabilidades a la hora de hablar o a la hora de informar y, lo más importante, su límite es la dignidad del otro”. El activista lamentó que “vemos noticias que hablan de fenómenos que pasan, pero no van a la raíz de la cuestión”. Esto, a su parecer, impide a la ciudadanía comprender la complejidad de realidades como el racismo o la migración.
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